Homenaje a la reina Duchicela de los Shyris, primera mujer a gobernar Quito
Por Peter Schweizer
Es posible que un lector menos familiarizado con la historia del Ecuador desconozca el grandioso pasado que tuvo en este país el pueblo Shyris. Pueblo que ya fue gobernado por una mujer extraordinaria (de 1300 a 1370) en una época en que solamente a los hombres era asegurado este derecho y esta posición de comando en la más alta nobleza: la reina Duchicela de los Shyris de Quito.
El conocimiento del periodo anterior a la conquista española es incierto y lo que se sabe es el resultado de las investigaciones de antiguos historiadores que han obtenido, supongo que por transmisión generalmente oral, los conocimientos necesarios para componer el complejo rompecabezas de los eventos y crear un aceptable desarrollar de la historia del pueblo Shyris, antes de ser dominado por los Incas (1).
La historia de la conquista hasta nuestros días nos hace ver que la presencia de la mujer en el más alto cargo de una nación, en los países de América del Sur, no se ha verificado y solamente en la actualidad, en Argentina, en Brasil y en Chile esa tendencia empieza a ser superada. De esa forma es más que justo prestar un homenaje a la primera reina de los Shyris de Quito que supo gobernar con sabiduría, paz y harmonía su pueblo demostrando que las mujeres tienen tanta o más capacidad de dirección, comando y visión de futuro que los hombres.
En este nuevo período cósmico en que estamos entrando en el siglo XXI, denominado de “Era de Acuario”, será creciente la participación de la mujer en los altos puestos de dirección de países, en gobiernos centrales como en los gobiernos locales lo que a mi juicio da esperanzas sobre un futuro con menos guerras y más paz, integración y comprensión entre los pueblos y en cada uno de nuestros pueblos.
Este texto no tiene pretensiones de tener soporte en un contenido construido en base a investigaciones científicas. Es mucho más el resultado de mi percepción, como ser humano y como extranjero, como urbanista, sobre la ciudad de Quito, una ciudad femenina (la Quito), que seleccioné para vivir mis últimos años de vida.
La primera cosa que realmente sorprende al extranjero, que por primera vez viene a Quito, es en el viaje del aeropuerto al local de destino. Sin importar si es un hotel o la casa de amigos, se puede contemplar una ciudad moderna, con edificaciones sofisticadas, carreteras bien cuidadas, una vegetación exuberante, suaves montañas que circundan los espacios construidos de la ciudad, gente bien vestida, también los representantes de los pueblos ancestrales con sus indumentarias; lo que transmite una sensación de tranquilidad y armonía que no más se puede observar en las conturbadas megalópolis del mundo.
Quito significa y manifiesta ser una ciudad de paz en donde la excelente calidad de vida de sus habitantes llega a nuestros ojos fácilmente. Pobreza seguramente existe, pero no es extrema como en otras capitales de países suramericanos y no la observas al trasladarse de una parte a otra en la hermosa ciudad.
Escondida en la mitad del mundo, la ciudad de Quito llama la atención del visitante, del investigador social, del urbanista, por ser un asentamiento urbano en donde la improvisación de su ocupación progresiva del territorio no la ha transformado en una ciudad caótica. Por el contrario, se pueden observar formas y ambientes urbanos en distintos barrios que se encuentran armónicamente estructurados; donde casas y edificios se juntan en una tranquila sinfonía de ambientes naturales y espacios habitados.
Ahora lo más importante, la gente. El quiteño es en su esencia amable y recibe a cualquier visitante con la misma simpatía como puede recibir a un íntimo amigo. Mantiene en su esencia algunas características de las ciudades pequeñas y la sensación que todos se conocen y todos comparten de los mismos sentimientos de solidaridad. El ecuatoriano ama su país arriba de cualquier cosa y tiene orgullo de enseñar todo que de bueno existe en el Ecuador.
Lo fundamental es que la administración municipal tenga una visión de futuro y pueda mantener la armonía con el crecimiento de la ciudad. Esto quiere decir, por ejemplo: incorporando nuevos habitantes que migran de zonas rurales y pequeñas ciudades para el área metropolitana. Con eso podrá evitar que proliferen invasiones que puedan constituir villas miseria, áreas de tugurios que comprometan la ciudad como un todo y generen poblaciones violentas que pongan en riesgo el ambiente pacífico conquistado a lo largo de cientos de años.

(1) “La historia antigua del reino de Quito es tanto más incierta y confusa, cuanto más se retira a su primer origen.” https://books.google.es/books?hl=es&lr=&id=1qZDAQAAMAAJ&oi=fnd&pg=PA12&dq=quito&ots=cVIn27HdJ1&sig=uowCoL6Nx0lc2vovXuZO6OXMUYo#v=onepage&q=quito&f=false
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