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Foto del escritorJulian Trujillo

La cruda realidad de un valle de Quito, entre quebradas y muros.

Actualizado: 27 oct 2019

Fundada en 1680, actualmente es una de las parroquias más grandes del Distrito Metropolitano de Quito. Tumbaco se ha caracterizado históricamente por ser uno de las estancias más importantes en el comercio y conexión con oriente ecuatoriano.


Para inicios de 1940, Tumbaco aún era un pueblo inmerso en la vida rural de época, dedicado a la actividad ganadera y agrícola con grandes haciendas y terratenientes tanto particulares como eclesiásticos. Las diferencias sociales estaban dadas por la organización social de capataz-indígena y la vida del pueblo aún estaba ligada al importante comercio de Quito con regiones orientales.


En 1970 todo ello cambiaría. La creación de la avenida interoceánica, en 1968, parte del Boom Petrolero. La reforma agraria de 1970 a 1973 más el imparable crecimiento y controversia de la vida urbana en lo que, hasta entonces, era Quito; su progresiva extensión hacia el norte generó el escenario ideal para la proyección a gran escala de una nueva tendencia inmobiliaria: casas patio de corte norteamericana en las afueras de la ciudad. Este tipo de construcción resultaba más atractiva económicamente que la actividad agrícola. De este modo, la vida de Tumbaco como centro de actividades y hábitos tradicionales se verían afectados.


La gran actividad inmobiliaria sacudió con firmeza los cimientos de la vivienda y las costumbres locales. El arribo de citadinos quiteños incrementó la brecha socio-cultural del sector. El historiador francés Alain Dubly hace referencia al difícil convivir con respecto a la actividad comercial totalmente segmentada y realidades sociales segregadas por un hecho urbano de impacto, los conjuntos.


Es curioso el proceso de urbanización en Tumbaco porque logró cuestionar costumbres y modos de vida tanto de habitantes, cuanto de nuevos habitantes que provenían de la ciudad. Este proceso fue similar al de colonización implementado por los ingleses, en donde se busca una generación de una masa vinculada económica y culturalmente para en base a la masa cuestionar a la preexistente. Este proceso tomó alrededor de 10 años y logró configurar una estrecha relación entre la construcción y las quebradas-bosques. Ambas funcionan como límites sociales y físicos que hasta hoy en día generan discrepancias en sus habitantes.


Los proyectos inmobiliarios de alta categoría se consolidaron en los bordes de la parroquia donde estaban limitados por quebradas y tenían que blindarse solo por un frente. Es así que se hace presente el muro y la negación de su contexto, un contexto tradicionalmente productor y de clase trabajadora que mantiene sus costumbres y hábitos vecinales, en donde la actividad se encuentra en las calles y no dentro de un área excluida de la realidad global.


Toda esta pluralidad se asemeja a un rompecabezas en las que todas las piezas tienen un punto en común: un elemento que los teje. Este elemento urbano es El Chaquiñán, antigua línea ferroviaria que unía a Quito con Ibarra al norte del Ecuador. Este espacio revela un fenómeno de apropiación pública y construcción social, pues es el único espacio en Tumbaco donde todas las realidades confluyen y comparten. Pero la realidad es que a pesar de espacios como este, la negación de una realidad distinta aun existe dentro de la vivencia diaria.


Seamos claros, la intención de la dinámica inmobiliaria actual de Tumbaco es generar un nuevo Cumbayá. Se ha tratado de estilizar por completo las vivencias de pueblo, no por nada es la parroquia de mayor crecimiento urbano en el distrito metropolitano.

Su auto aislamiento no genera más que dudas frente al destino de otras realidades existentes en su territorio, mientras que entes reguladores se tapan los ojos. ¿Qué se pretende realizar con los espacios vacantes? ¿Se tiene intención de relacionar o trabajar por la mejora de espacios públicos vinculantes entre realidades socio-económicas? ¿Existe la intención de vincular dinámicas sociales y económicas locales? Lastimosamente, el territorio está lleno de contradicciones que impiden tener una certeza sobre estas preguntas.

Lo único certero es que el muro es tan solo una ilusión divisoria de realidades. Una ilusión que fue capaz de negar y desplazar tradiciones y vivencias cotidianas. Ahora me queda la duda: ¿Que significa ser vecinos?, ¿Quién puede ser capaz de cuestionar o validar tus hábitos? la única certeza es el evidente conflicto entre realidades.



Naranja:Proyectos inmobiliarios de alta categoría. Rojo: Sectores sociales locales hacinados.



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